Este texto fue escrito a mano:

Me es imposible pensar en el trabajo de Rafaela Tellaeche sin pensar en la letra M, esa que la acompaña disfrazada de tautología, de error en Times New Roman, aparentemente inofensiva, como un inicio cualquiera de un millón de coincidencias.
Mano, manufactura, manía, manoseo, mangoneo, manco, mañas que tenemos todos de leer en una pieza lo que se nos antoja, de darle a cada hilo la orientación de nuestra preferencia. Ese antojo en el que a veces le atinamos y otras veces nos alejamos por completo de la intención original. Con la obra de Tellaeche no corremos riesgo, ella misma juega a la interpretación de los otros, nos hace un guiño a todas nuestras hipótesis retorcidas, ya que su mano es la nuestra y su lenguaje es, finalmente, el mismo que usamos todos. Yo veo la M muda y escondida en un nombre que no es el de Rafaela… Una letra entre 27 otras que guarda un secreto en el recinto de la artista. Un secreto suyo que no es para nosotros pero que podemos entrever. O tal vez me equivoco y esa M es secreto mío.




Las gitanas usan nuestras manos como página sobre la que se plasma nuestro futuro,
nuestros destinos trágicos y nuestro pasado. Las matronas usan sus manos para bordar hasta el cansancio cuando el duelo las nubla, para sacar a los niños de las entrañas de las nuevas madres. Los sensores de los aeropuertos usan las líneas de nuestros dedos para saber quiénes somos, a dónde hemos ido y cuántas veces. Los ciegos usan las manos para percibir los colores del mundo… Rafaela, sin embargo, no usa las manos para un fin más que el de la mano misma. La mano es vehículo y mensaje, símbolo y significado. Las obsesiones de Rafaela son precisas como cada hilo tejido en su obra, como cada trazo de sus piezas. Una huella digital irrepetible, la genética única de su propio A-D- Eme. La mano de la artista hecha por su mano. Un manumento, un momento, un minuto que nos toma ver la figura retratada, leer la palabra escrita o tocar el braille secreto…


La mano de Rafaela que nos cuenta banalidades profundas, o filosofías ligeras. Su mano en una galería que transforma el “mírame y no me toques” en “mírame y yo te toco”, los dedos de Rafaela detrás y delante del lienzo rasgando y acariciando nuestros ojos, nuestra memoria y nuestros propios diccionarios.
Por Danae Reynaud
“De manos a manías, tautologías y necedades” es la primera exposición individual de Rafaela Tellaeche puede visitarse de forma gratuita hasta el 19 de junio en Casa Lamm (Av. Álvaro Obregón 99, Col. Roma Norte, CDMX).